lunes, 30 de septiembre de 2013

SE ACABÓ LO QUE SE DABA...

Argenpress, 23 de agosto del 2013
ANSA

La producción de petróleo en México se encuentra en caída libre y en julio pasado registró el nivel más bajo en 23 años, lo que ha encendido las alarmas y hace temer a los expertos en que el país enfrente una situación crítica en pocos años.

Por segunda ocasión en menos de 2 años, Petróleos Mexicanos (Pemex) estuvo por debajo de los 2,5 millones de barriles diarios de producción de hidrocarburos, el mes pasado, al promediar 2.479.000 barriles diarios.

Según informes oficiales, sólo en septiembre de 2011 se rompió la barrera de los 2 millones.

A pesar del declive, las exportaciones de crudo subieron a un promedio de 1.210 millones de barriles en julio frente a los 1.090 millones en junio.

Las cifras de producción palidecen si se comparan con los niveles alcanzados en 2004, cuando el país llegó a los 3,4 millones de barriles diarios.

El tema se ha colocado en el centro del debate después de que el presidente Enrique Peña envió, en días pasados, al Senado una reforma energética que busca reactivar la producción de crudo y gas, pero que la oposición desconfía se trate de una privatización solapada.

Entre otras cosas, Peña propuso reformar dos artículos de la Constitución para permitir abrir el sector de los hidrocarburos a la inversión privada -nacional o extranjera- mediante "contratos de utilidades compartidas", pero manteniendo la propiedad de estos recursos en manos del Estado.

En los últimos cinco años las inversiones en exploración crecieron 79%, pero las reservas en el país declinaron 21,9%, según cifras de la propia empresa petrolera gubernamental Pemex.

Entre 2008 y 2013, los montos de inversión pasaron de 1.500 millones de dólares a 2.688 millones, pero las reservas disminuyeron de 33.500 millones de barriles de petróleo crudo equivalente a 26.174 millones.

Francisco Garaicochea, presidente del Grupo Ingenieros Pemex Constitución de 1917, estima que el problema radica en que la empresa canaliza fondos a la exploración en zonas de elevada incertidumbre como aguas profundas.

La Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) ha señalado que el 48% de los recursos prospectivos están en zonas donde la empresa ha tenido operaciones como Burgos, Tampico, Misantla y Veracruz, en la zona noreste del país.

Un pozo en estas zonas puede costar entre 5 y 20 millones de dólares, dependiendo del hidrocarburo que se busque, pero en aguas profundas llegan hasta los 700 millones, pues la renta de los equipos es de 500.000 dólares diarios en promedio.

El punto de inflexión que marca el declive en la producción petrolera de México ocurrió en 2005, cuando el rico yacimiento -en sus buenos tiempos considerado el quinto más rico del mundo- comenzó a agotarse.

En ese año, Cantarell, en la Sonda de Campeche, frente a las costas del Golfo de México, en el sureste del país, aportaba 36% del crudo que producía el país.

Para diciembre de 2008, producía 853.000 barriles diarios, su nivel más bajo en 20 años, pues en su pico más alto llegó a producir 1,3 millones de barriles.

"Ya se acabó la era del petróleo fácil y para encontrar los barriles, Pemex tiene que invertir más en estudios de sísmica y con un mayor riesgo de no encontrar nada", dijo Luis Miguel Labardini, especialista en finanzas petroleras.

"Uno de cada 10 pozos salen productivos y las empresas pueden perder mucho dinero, por eso mejor se asocian y entre tres o cuatro dividen los costos de exploración y de que algunos pozos no van a ser productores", añadió Labardini.

Durante 2008, Pemex perforó 74 pozos con una tasa de éxito de 52%; el año pasado perforó 36, con una tasa de éxito de 57%, según datos oficiales.

En 2012 se añadieron a las reservas del país 1.600 millones de barriles de petróleo crudo equivalente, de los cuales el 55% provino de cuencas en aguas profundas.

Con la nueva legislación, se espera que México vuelva a ser la potencia petrolera que alguna vez fue, si logra convencer de sus intenciones a la izquierda en el Congreso y a otros sectores.

¿Será cierto que, cuando los países que tenían sus recursos nacionalizados se abren así a la inversión extranjera, es que ya queda poco más por arañar?

El hecho final es que la era del petróleo toca a su fin. Continuará habiendo petróleo disponible durante muchas décadas, pero cada vez en menor cantidad y finalmente como un artículo de lujo. Nuestra era de acelerado desarrollo económico, basado en el petróleo barato, se ha acabado ya. Lo peor que podríamos hacer es centrarnos en mantener un sistema económico que cada vez será más disfuncional por falta de energía y de materias primas para impulsar un consumo desaforado que nos inmole en el altar del crecimiento económico, soñando con la recuperación económica que nunca va a llegar y que creará un empleo que no va a existir jamás. Es el ocaso del petróleo. Y si no sabemos reconocerlo, también puede ser el nuestro. Por ejemplo, ¿cuánto costarán los alimentos si escasean pesticidas y fertilizantes sintetizados a partir de petróleo y gas natural?


El auténtico problema no está en el crash del petróleo, si no en la adicción a un modo de vida que es capaz de acabar con el petróleo, el gas, el agua y hasta con la felicidad y la sabiduría. Creo que el pico de la sabiduría se alcanzó hace bastante tiempo y sin una forma de vida “sabia” da igual la cantidad de reservas de petróleo que tengamos. Sin esa forma de vida nuestro único destino es el desastre.


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