“Acepto” es un texto
publicado en 2003, “altamente simbólico para la humanidad“. Este texto que fue
leído, entre otros, en la radio francesa NSEO.com, nos recuerda severamente el
contrato social que aceptamos con prórroga. Un acuerdo tácito que firmamos cada
mañana al despertar y simplemente no hacer nada. Algo más que una crítica
social, en este breve texto se destacan los hechos resultantes de nuestra
innegable predilección por la comodidad, la indiferencia y la marginación.
Hecho por Amistad sobre la Tierra, el 11 de septiembre 2003. Un anónimo que
envió el texto a NSEO para que fuese radiodifundido.
Poco
importan nuestras creencias o nuestras ideas políticas, el sistema instituído
reposa en el acuerdo tácito de un tipo de contrato aprobado por cada uno de nosotros
que a grandes rasgos les expongo:
Acepto la competitividad como base de
nuestro sistema, aunque soy consciente de que este funcionamiento engendra
frustración y cólera a la inmensa mayoría de los perdedores.
Acepto que me humillen o me exploten a condición
de que se me permita humillar o explotar a otro que ocupe un lugar inferior en
la pirámide social.
Acepto la exclusión social de los
marginados, de los inadaptados y de los débiles porque considero que la carga
que puede asumir la sociedad tiene sus límites.
Acepto remunerar a los bancos para que ellos
inviertan mi sueldo a su conveniencia y que no me den ningún dividendo de sus
gigantescas ganancias (ganancias que servirán para atracar a los países pobres,
hecho que acepto implícitamente). Acepto
también que me descuenten una fuerte comisión por prestarme dinero, dinero que
proviene exclusivamente de los otros clientes.
Acepto que congelemos o tiremos toneladas de
comida para que los cursos bursátiles no se derrumben, en vez de ofrecérsela a
los necesitados y de permitir a algunos centenares de miles de personas no
morir de hambre cada año.
Acepto que sea ilegal poner fin a tu propia
vida rápidamente, en cambio tolero que se haga lentamente inhalando o ingiriendo
substancias tóxicas autorizadas por los gobiernos.
Acepto que se haga la guerra para así hacer
reinar la paz: “Si vis pacem, para bellum”.
Acepto que en nombre de la paz, el primer
gasto de los Estados sea el de defensa. Entonces…
…acepto que los conflictos sean creados
artificialmente para deshacerse del stock de armas y así permitir a la economía
mundial seguir avanzando.
Acepto la hegemonía del petróleo en nuestra
economía, aunque es una energía muy costosa y contaminante y estoy de acuerdo
en impedir todo intento de sustitución si se desvelara que hemos descubierto un
medio gratuito e ilimitado de producir energía. Acepto que sería nuestra perdición.
Acepto que se condene el asesinato de otro
humano, salvo que los gobiernos decreten que es un enemigo y me animen a
matarlo.
Acepto que se divida la opinión pública
creando unos partidos de derecha e izquierda que tendrán como pasatiempo la
pelea entre ellos haciéndome creer que el sistema está avanzando.
Además
acepto toda clase de división
posible con tal que esas divisiones me permitan focalizar mi cólera hacia los
enemigos designados cuando se agiten sus retratos ante mis ojos.
Acepto que el poder de fabricar la opinión
pública, antes ostentado por las religiones, esté hoy en manos de hombres de
negocios no elegidos democráticamente que son totalmente libres de controlar
los Estados, porque estoy convencido del buen uso que harán con él.
Acepto que la idea de la felicidad se
reduzca a la comodidad; el amor al sexo y la libertad a la satisfacción de
todos los deseos, porque es lo que me repite la publicidad cada día. Cuanto más
infeliz soy más consumo. Cumpliré mi papel contribuyendo al buen funcionamiento
de nuestra economía.
Acepto que el valor de una persona sea
proporcional a su cuenta bancaria, que se aprecie su utilidad en función de su
productividad y no de sus cualidades, y que sea excluido del sistema si no
produce lo suficiente.
Acepto que se destierre de la sociedad a las
personas mayores cuya experiencia podría sernos útil, pues, como somos la
civilización más evolucionada del planeta (y sin duda del universo) sabemos que
la experiencia ni se comparte ni se transmite.
Acepto que se me presenten noticias
negativas y aterradoras del mundo todos los días, para que así pueda apreciar
hasta qué punto nuestra situación es normal y cuánta suerte tengo de vivir en
Occidente. Sé que mantener el miedo en nuestros espíritus sólo puede ser
beneficioso para nosotros.
Acepto que los industriales, militares y
jefes de Estado celebren reuniones regularmente para, sin consultarnos, tomar
decisiones que comprometen el porvenir de la vida y del planeta.
Acepto consumir carne de ganado tratada con
hormonas sin que explícitamente se me avise.
Acepto que el cultivo de OGM (Organismos
Genéticamente Modificados) se propague en el mundo entero, permitiendo así a
las multinacionales agroalimentarias patentar seres vivos, almacenar ganancias
considerables y tener bajo su yugo a la agricultura mundial.
Acepto que los bancos internacionales
presten dinero a los países que quieren armarse y combatir, y que así elijan
los que harán la guerra y los que no. Soy consciente de que es mejor financiar
a los dos bandos para estar seguros de ganar dinero y prolongar los conflictos
el mayor tiempo posible con el fin de poder totalmente arrebatar sus recursos
si no pueden reembolsar sus préstamos.
Acepto que las multinacionales se abstengan
de aplicar los progresos sociales de Occidente en los países desfavorecidos.
Considerando que ya es una suerte para ellos que los hagan trabajar. Prefiero
que se utilicen las leyes vigentes en estos países que permiten hacer trabajar
a niños en condiciones inhumanas y precarias. En nombre de los derechos humanos
y del ciudadano, no tenemos derecho a ejercer injerencia.
Acepto que los laboratorios farmacéuticos y
los industriales agroalimentarios vendan en los países desfavorecidos productos
caducados o utilicen substancias cancerígenas prohibidas en Occidente.
Acepto que el resto del planeta, es decir seis
mil millones de individuos, pueda pensar de otro modo a condición de que no
venga a expresar sus creencias en nuestra casa, y todavía menos a intentar
explicar nuestra Historia con sus nociones filosóficas primitivas.
Acepto la idea de que existen sólo dos
posibilidades en la naturaleza, a saber: cazar o ser cazado, y si estamos
dotados de una conciencia y de un lenguaje, ciertamente no es para escapar de
esa dualidad, sino para justificar por qué actuamos de ese modo.
Acepto considerar nuestro pasado como una
continuación ininterrumpida de conflictos, de conspiraciones políticas y de
voluntades hegemónicas, pero sé que hoy todo esto ya no existe porque estamos
en el súmmum de nuestra evolución, y porque las reglas que rigen nuestro mundo
son la búsqueda de la felicidad y de la libertad para todos los pueblos, como
lo oímos sin cesar en nuestros discursos políticos.
Acepto sin discutir y considero como
verdades todas las teorías propuestas para la explicación de los misterios de
nuestros orígenes. Y acepto que la naturaleza haya podido dedicar millones de
años para crear a un ser humano cuyo único pasatiempo es la destrucción de su
propia especie en unos instantes.
Acepto la búsqueda del beneficio como fin
supremo de la Humanidad y la acumulación de riqueza como realización de la vida
humana.
Acepto la destrucción de los bosques, la
casi desaparición de los peces en los ríos y en nuestros océanos. Acepto el
aumento de la polución industrial y la dispersión de venenos químicos y de
elementos radiactivos en la naturaleza.
Acepto la utilización de toda clase de
aditivos químicos en mi alimentación, porque estoy convencido de que si se
añaden es porque son útiles e inocuos.
Acepto la guerra económica que actúa con
rigor sobre el planeta, aunque siento que nos lleva hacia una catástrofe sin
precedentes.
Acepto esta situación, y supongo que no
puedo hacer nada para cambiarla o mejorarla.
Acepto ser tratado como ganado porque
definitivamente pienso que no valgo más.
ACEPTO
NO PLANTEAR NINGUNA CUESTIÓN, CERRAR LOS OJOS SOBRE TODO ESTO Y NO FORMULAR
NINGUNA OPOSICIÓN VERDADERA, PORQUE ESTOY DEMASIADO OCUPADO POR MI VIDA Y MIS
PREOCUPACIONES.
INCLUSO
ACEPTO DEFENDER A MUERTE ESTE CONTRATO SI USTED ME LO PIDE.
ACEPTO
PUES, EN MI ALMA Y CONCIENCIA Y DEFINITIVAMENTE ESTA MATRIZ TRISTE QUE USTED
COLOCA DELANTE DE MIS OJOS PARA ABSTENERME DE VER LA REALIDAD DE LAS COSAS.
Sé
que todos ustedes actúan por mi bien y el de todos, y por eso les doy las
gracias.