sábado, 28 de septiembre de 2013

BASURA ENTRA, BASURA SALE...


Voy a “destripar” esta imagen y su mensaje porque adolece de corrupción de conceptos, por lo tanto corrompe el espíritu e intención denotativa de las palabras:

La decisión sobre el aborto como tema moral no debe ser permeada por el fanatismo religioso, que basa su autoridad en mitos y leyendas tenidos por respetables por tradición simplemente. Dependemos totalmente de perspectivas culturales para definir cuándo investimos a un cigoto o un organismo de los derechos y privilegios de miembro de pleno derecho de una cultura. Esto no quiere decir que yo personalmente apruebe las sociedades que tratan a un feto como prescindible; sólo que es evidente que no existe una frontera objetiva o científica. Siempre nos apoyamos en una definición arbitraria y cuando la religión envenena el pozo, los “pro-vida” actúan más como “anti-mujeres” y tienden a mentir: no hay un toque mágico instantáneo que nos permita decir: ahora no está vivo/no es persona, ¡zaz! ahora sí lo es. El desarrollo es un proceso continuo de cambios: un cigoto es diferente de un embrión, y éste es diferente de un feto, y éste a su vez diferente de un bebé, y éste lo es de un puberto… aunque sea el mismo organismo en desarrollo.

¿Y qué hay del embarazo de alto riesgo? ¿Nos la jugamos a ver quién sobrevive de la madre o el feto?

Eutanasia no es asesinato ni se aplica indiscriminadamente como lo intuye la imagen. Resulta que hay adultos muy mayores a los cuales resulta imposible aplicar cualquier tipo de tratamiento médico, porque simplemente ya no le hace efecto, así como los cuidados paliativos que le permitirían aliviar su dolor y morir de manera más digna. También resulta que muchos de estos ancianos, durante o después de una crisis de salud, piden a sus familiares y médicos que se les permita decir NO cuando ya no se puede ni se quiere decir “sí”... Es cruel y bárbaro mantener con vida a una persona en contra de su voluntad, y el sufrimiento inútil es un mal que debe de evitarse en las sociedades civilizadas. La religión sólo envenena el pozo.

¿Matrimonio? ¿Para qué? Si el amor es real y verdadero no cambia; el matrimonio y la unión libre no deben hacer ninguna diferencia si es de mutuo consentimiento. Simplemente es una cuestión de conceptos legales, puesto que el matrimonio queda registrado y permite invocar obligaciones civiles y legales. El panfleto está claramente dirigido a los “creyentes pero no practicantes”, pues generalmente son éstos los que, ejerciendo la unión libre, dan falso testimonio de la religión a la que dicen pertenecer.

Continuando, qué error tan garrafal confundir laicismo con ateísmo… aunque de una mentalidad cerrada y prejuiciada no se debe esperar mucho. En especial no se debe esperar que demuestre objetivamente la existencia de su amigo imaginario…


En fin, esta “suma” es ejemplar de lo que en informática se conoce como GIGO: “Garbage In, Garbage Out”, Entra Basura, Sale Basura.

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